Las rutinas resultan aburridas, tanto que pueden llevarnos incluso a dejar aquello que haya caído en ella. Por suerte, el entrenamiento físico ofrece una enorme variedad de ejercicios adaptados a cualquier nivel. Además, la gran ventaja es que cada cierto tiempo surgen nuevas ideas y se crean formas de entrenar más allá del típico “series x repeticiones”. Entre las novedades más recientes destacan TRX y Crossfit. Se trata de entrenamientos de origen militar de alta intensidad y ambos se han hecho un hueco en la oferta de los gimnasios.


El TRX proviene de los Navy Seal de Estados Unidos: para mantener la forma, los soldados se ejercitaban en las mismas zonas de guerra. Es un entrenamiento en suspensión y requiere de un arnés con amarres que puede instalarse en cualquier lugar. Así, al tratarse de un equipo completamente portátil por su tamaño y simpleza, se ha hecho muy popular, sobre todo entre las personalidades de Hollywood.

                                                           Equipamiento TRX
El propio peso corporal es la principal herramienta de trabajo y sirve tanto para perder peso como para obtener más fuerza. Los ejercicios de TRX implican cantidad de grupos musculares y mejoran especialmente la flexibilidad y la movilidad.



Por su parte, el Crossfit es otro tipo de entrenamiento funcional de máxima intensidad. Su origen se remonta al año 2001; el estadounidense Glassman creó esta técnica para entrenar a policías, y más tarde también a marines, bomberos y militares. La combinación de trabajos de técnica y de fuerza del Crossfit se ha extendido por varios países.



Tanto TRX como el último se caracterizan por la optimización del tiempo, es decir, son entrenamientos de alta intensidad y corta duración. Así, incluso sesiones de veinte minutos –siempre que estén hechas a conciencia- son suficientes. Este aspecto es muy valioso, y más en esta época que nos ha tocado vivir. El tiempo es oro, ¡pero TRX y Crossfit tienen cabida en las agendas más apretadas!